Genealogía de la soberbia intelectual. Enrique Serna. Taurus

22/01/2014 - 12:00 am

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La soberbia ha marcado a los intelectuales desde el comienzo de la historia. La gran mayoría de los artistas y creadores han hecho todo lo posible por separarse y desdeñar a la gente común para mostrarse como una casta aparte. Los antiguos brahmanes de la India, los oscuros filósofos griegos, las opacas discusiones medievales y la actual literatura incomprensible que recibe reconocimientos y galardones son –desde la perspectiva de Enrique Serna– otros momentos y ejemplos de la historia de una soberbia que, por supuesto, también existe en nuestro país.

En este libro, el autor se pregunta: ¿quién puede leer e interesarse por un artículo especializado que no tiene destinatario?, ¿por un texto que sólo cita a sus pares y llena cuartillas impenetrables?, ¿quién puede admirar una obra de “arte contemporáneo” donde la habilidad técnica y la maravilla han sido olvidadas para crear una “instalación” que sólo reúne cachivaches?

Sin embargo, la soberbia intelectual no sólo ha sido creada por los mismos intelectuales: ellos han contado con el apoyo de personas e instituciones que han apostado por la ignorancia y la arrogancia. Las distintas iglesias, los profesores sedientos de fama, los medios de comunicación masiva y algunos editores, se han convertido en los aliados de los intelectuales soberbios. La soberbia intelectual –que se revela en los distintos tipos de pedantería que son analizados por Enrique Serna– no es un asunto vinculado con la creación, sino con el poder.

Enrique Serna

e_sernaNació en la Ciudad de México en 1959. Es narrador y ensayista. Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filosofía y letras de la UNAM. Ha colaborado en Sábado, el suplemento de unomásuno, Iconfabulario, Crítica, Letras libres, Nexos y El Universal.

Entre sus obras destacan: El seductor de la patria, Ángeles del abismo, Giros negros, Fruta verde, El orgasmógrafo, Las caricaturas me hacen llorar, El miedo a los animales, Amores de segunda mano, Señorita México y Uno soñaba que era rey.

Ha recibido, entre otros, los siguientes premios: Premio Mazatlán de Literatura  2000) por El seductor de la patria, Premio Bellas Artes de Narrativa Colima para obra publicada por Ángeles del abismo y el Premio de Narrativa Antonin Artaud (2010, Francia) por La sangre erguida.

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